Claves imprescindibles de la Transformación Digital. Capítulo 6: Metodologías Ágiles.

Ago 03 2017

Roberto Fuentes Martínez

“No sobrevive la especie más fuerte, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio”

Charles Darwin

Las Metodologías Ágiles:

Vivimos una competencia tan acelerada que muchas empresas desarrollan un nuevo producto y cuando se lanza al mercado ya se ha quedado obsoleto. Las metodologías tradicionales para el desarrollo de productos, y especialmente en el ámbito de IT, empiezan a convertirse en un cuello de botella importante.

Desde siempre se ha considerado necesario tener una definición completa del producto y una planificación detallada para arrancar con su desarrollo. Sin embargo, los sistemas van creciendo en complejidad y en interrelaciones, lo cual hace que cada vez cueste más tiempo definir un producto. Además, en muchos casos no es posible definir desde un inicio el producto porque no están claros algunos aspectos o funcionalidades que lo componen y es necesario realizar pruebas de concepto para aterrizar muchas de las ideas que originaron su existencia. Incluso hasta que no tenemos el producto en producción no nos damos cuenta de funcionalidades que ni siquiera habíamos imaginado, o incluso se han producido cambios que hemos tenido que abordar sobre la marcha.

Las metodologías ágiles pretenden facilitar este proceso de cambio frecuente y adaptación constante.

El modus operandi de una metodología ágil como puede ser Scrum, tiene en su ADN la posibilidad de cambio frecuente. Las áreas de negocio definen unas necesidades y esas necesidades se van agrupando en historias de usuario que permiten describir cómo se va a comportar el sistema. A continuación, se van priorizando según el valor aportado al negocio, y se incorporan a un “saco” general de desarrollo denominado backlog.

El equipo comienza a desarrollar estableciendo unos periodos de trabajo llamados sprints de duración habitual entre dos y cuatro semanas, en los cuales se va construyendo el producto de manera incremental. De esta forma tenemos la tranquilidad de que, si nos hemos equivocado en la definición de características, se pueden ir ajustando a medida que se va completando el producto. Al mismo tiempo, en cada iteración existe la posibilidad de ir viendo cómo se va construyendo de manera gradual, no teniendo que esperar a su finalización para ver el resultado. A pesar de ello, lo habitual es cerrar el contenido de lo que se suele denominar mínimo producto viable. El resto de entregas se consideran incrementos funcionales o evoluciones del producto inicial.

Los equipos de negocio pueden ir verificando si tiene sentido conceptualmente lo que se está construyendo. Por otro lado, la capacidad de respuesta ante el cambio aumenta y permite que la organización sea mucho más flexible adaptándose rápidamente a las nuevas circunstancias.

Las metodologías ágiles parten de un enfoque completamente diferente a las tradicionales, ya que las áreas de negocio no pueden tener cerrado completamente el producto si tiene cierta complejidad, ni tampoco pueden cerrar un presupuesto al inicio.

El método está orientado a ajustar un producto lo máximo posible y lo más rápido posible, no persigue reducir coste, aunque pueda ser una consecuencia de su propio funcionamiento. La clave está en ir viendo cómo evoluciona el producto y modificar sobre la marcha cualquier aspecto que se necesite.

 

Un profundo cambio Top-Down

Las metodologías ágiles suponen un profundo cambio de funcionamiento, que requiere estar alineado desde el nivel más alto de la empresa. Solo cuando se entiende, comparte e impulsa la filosofía que hay detrás, se toma conciencia de los beneficios potenciales que proporciona, lo cual facilita la labor de asimilación por toda la organización. Se necesita un “cambio de chip” para aquellos grupos y organizaciones acostumbrados a trabajar con metodologías tradicionales.

El Proceso ágil en Scrum

Scrum es una de las metodologías ágiles más utilizadas en el desarrollo de software. En la fase de preventa únicamente se cierra la forma de trabajo, se establecen las “reglas del juego”, los puntos intermedios de revisión y las funcionalidades del producto mínimo viable que se entregará inicialmente. Un producto mínimo viable puede requerir de varios sprints para su construcción. El proceso de trabajo se refleja a continuación.

Descárgate aquí nuestro eBook

Si te ha resultado de utilidad, comparte este artículo en tus redes sociales, y si tienes dudas y quieres más información, escríbenos a marketing@atsistemas.com. Coméntanos tu opinión y síguenos en LinkedInTwitterFacebook, y YouTube.

 

Roberto Fuentes Martínez


Comparte este artículo

Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio, dentro de nuestra Web de acuerdo a tus hábitos de navegación. Si continúas navegando, consideramos que aceptas expresamente su utilización. Puedes obtener más información de cómo gestionar y configurar las cookies en nuestra Política de Cookies.

×

Preferencias de Cookies


Cookies esenciales
Cookies funcionales
Cookies de análisis
Cookies de marketing