Continuamos inmersos en una época de volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad; en la cual; cuando una organización logra descubrir y articular los mecanismos que mejor se ajustan a su realidad y contexto, el entorno en el cual se desenvuelve cambia de manera imprevista haciendo aflorar múltiples factores -hasta el momento desconocidos- que generan una realidad distinta que juega en su contra.

Combinaciones cada vez más complejas de desarrollo en tecnologíaía, cambios en la regulación, desastres naturales, crisis financieras globales, cambios en las expectativas de los clientes, y más recientemente pandemias mundiales como la del Covid-19; son solo ejemplos de lo anteriormente descrito.

Hoy en día, para sobrevivir y/o mantenerse competitivo, las organizaciones necesitan desarrollar la capacidad de adaptarse rápidamente para poder gestionar el riesgo y lidiar más hábilmente con los cambios inesperados. Dicho de otra manera, deberían desarrollar agilidad empresarial.

Ahora más que nunca esta habilidad de las organizaciones es, sin lugar a duda, una ventaja competitiva.

Cada vez más las organizaciones son conscientes de esta necesidad, y el foco comienza a trasladarse hacia cómo conseguir dicho objetivo. Saber qué es una organización ágil y entender su relevancia es una cosa; pero otra muy distinta es saber cómo emprender ese viaje hacia ese destino: una organización que sea capaz de organizarse en torno a valores y principios Agile desarrollando un ecosistema similar a un organismo vivo que es capaz de adaptarse más rápida y eficientemente a los diversos y complejos cambios como el vivido recientemente a raíz de la pandemia mundial del Covid-19.

Por todo ello, en esta segunda edición del white-papper business agility; analizaremos las tendencias más importantes a seguir en esta segunda parte del 2020, relacionadas con la agilidad.